jueves, 10 de julio de 2014

Al cole

De vuelta al cole, formación en la Sala II.

He llegado casi el primero y veo una gran mesa con ocho ordenadores encendidos, ocho teléfonos y un proyector en el que se supone que nos irán enseñando cómo manejar la aplicación informática, ¡Esto va a ser apasionante!

En la pared una pantalla en la que se reflejará la imagen vomitada por el proyector y al lado un tipo que me tiende la mano, viste con chaleco de lana, corbata de rayas y mocasines granate, todo un dandy.

-        Hola me llamo Orestes , voy a ser vuestro formador, toma asiento, por favor, donde quieras, están todos libres.

-        Erre, encantado – y tomo asiento donde quiero.

En los cinco minutos siguientes empiezan a asomar por la puerta las Siete Naciones de nuestro particular Ejército, desde la Reina de Inglaterra a Cancerbero: la concursante frustrada de Hombres, Mujeres y Viceversa, la exsecretaria de dirección venida a menos, el moderno de corbata estrecha, el eterno opositor con gafas de culo de botella, la promesa del fútbol cuya carrera se truncó por una lesión de rodilla, la maruja recién reincorporada al mundo laboral después de su divorcio y la neo hippy adicta a las tisanas y al bizcocho integral…





¿Y yo? Bueno, supongo que me habrán etiquetado como el de la sonrisa de idiota que repite sin parar: “Hola, soy Erre, encantado”.

Contacto, luces, metemos primera y arranca despacito el curso de formación con la típica ronda de presentaciones. Me sorprende a mí mismo el grado de acierto que he tenido endosando clichés a los otros niños de la clase, la verdad es que he fallado poco y, sinceramente, lo que difiere de los sambenitos que he ido repartiendo, no me preocupa demasiado, este trabajo es temporal, en dos meses estoy fuera porque he encontrado algo mejor ¡fijo!

Orestes se presenta al grupo y después pasa a detallarnos cuál serán nuestras funciones en la Compañía, joder, es verdad, a pesar de haber pasado la entrevista y de llevar aquí 2 días leyendo manuales, aún no sé a qué me voy a dedicar…


-        Last Space Dreams Inc. es una empresa con sede en Delaware y delegaciones en Brasilia, Santiago de Chile, París, Berlín y Madriiiiiiid (qué gran orador, ¡cómo mantiene nuestra atención enfatizando las palabras que cree que nos pueden involucrar en su discurso de alguna manera!) dedicada al comercio inmobiliario en Marte.

-        Ejem, perdón, me ha parecido entender en Marte (no habré oído bien, son ya unos años de rock n’ roll en los tímpanos).

-        Sí, en Marte.

-        Ah, de acuerdo, muchas gracias – mirada panorámica al resto de asistentes y ni asomo de un gesto de sorpresa, deduzco por tanto que una de dos: o no estoy actualizado en lo que actividad empresarial en Marte se refiere, o todos están pensado en sus cosas sin hacer ni puto caso al pobre Orestes.

Acto seguido nos entregan un nuevo manual y ya he perdido la cuenta de cuántos me he tenido que leer en estos días trabajando en Last Space Dreams Inc (en adelante, LSD); en esta ocasión el título del legajo es Métodos Psicológicos Aplicados a la Gestión Inmobiliaria Marciana, y no puedo evitar barrer de nuevo la sala  con la mirada y empiezo a creer que mis compañeros no saben leer, no hay otra explicación a la ausencia de risas o muestras de asombro.

Los siguientes tres días en el curso de formación los paso impresionado con la facilidad con la que en el manual Métodos Psiquiátricos Aplicados a la Compraventa de Estampitas categoriza a los potenciales clientes: el indeciso, el voluntarioso, el enfadado… y justo cuando mi indignación alcanza su zénit, justo cuando creo que no puedo estar más cabreado por la forma que tiene LSD de despersonalizar a los que compran su moto, caigo en la cuenta de que es lo que hecho desde el primer momento del curso olvidando eso de que every single one’s got a story to tell.

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