miércoles, 23 de julio de 2014

Nosotros, felices pocos

De: Belleja, P. (RR.HH)
Enviado el: Jueves, 17 de Julio de 2014
Para: LSD Spain All Users
CC: Albotti, A. (Director
Asunto: Hall Meeting

Estimados todos:

Mañana viernes, a las 11.00 hrs de la mañana, Dirección General convoca a toda la plantilla en la Hall para informar sobre la marcha de la Compañía.

Rogamos puntualidad.

Un saludo
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Pues nada, a las 10.55 hrs de la mañana, me pongo la americana, dejo los auriculares y voy al Hall de Last Space Dreams Inc para escuchar el informe sobre la marcha de la Compañía.

La congregación hace que esté pasando un calor de muerte, murmullos, sospechas sobre el motivo de la reunión – hay quién dice que tenemos un ERE a la vuelta de la esquina – y formados delante de la soldada están Orestes, Concepción y la Sra. Belleja. Por pinceladas que me ofrecen los compañeros empiezo a saber detalles del Director General de LSD, parece ser que un ancestro suyo era un miembro de la Casa de Alba que estuvo a punto de dilapidar la fortuna de la Familia, cayó en desgracia y le prohibieron usar el título nobiliario, pero se aferró con uñas y dientes a él, adoptando como apellido Albotti, no sé, quizá en el S.XIX sonaba exótico a la par que insigne, hoy en día, decididamente no es así.

Antes de la entrevista yo mismo pude averiguar (internet es un pozo de sabiduría) que LSD es el tercer proyecto empresarial de Albotti, que ya había quebrado otras dos empresas; alguna mente precalara de las altas esferas decidió que semejante trayectoria profesional tenía que ser premiada con la Dirección General de una gran Compañía como LSD; me niego a pensar que el único mérito de mi Director General es ser descendiente del primo calavera de la Casa de Alba.

Con puntualidad británica, a eso de las 11.20 hrs el Sr. Albotti hace su aparición: pañuelo anudado al cuello, blazer azul marino cruzado con botones dorados y náuticos sin calcetines. Es curioso que lo que más me llame la atención de él no sea vaya vestido como el Capitán Stubing en su día de asueto, sino la total falta de respeto que ha demostrado por el tiempo de sus empleados que tendrán que recuperar este tiempo más allá del horario habitual haciendo el mínimo de llamadas que se nos exige a diario.

Disimulo para sacar del bolsillo de la americana el móvil y grabar (al menos el audio) la conferencia que se promete entretenida. Después me doy cuenta de que mi discreción no era necesaria, estoy convencido de que el Sr. Albotti no nos ve, está hablando a una aglomeración gris, informe, al hombre masa de Ortega pero con 100 cabezas.

Horas más tarde, en casa, transcribo el discurso, y no sé si es porque mientras lo hago me he bebido cuatro cervezas, pero se me antoja cóctel lisérgico del tipo Tip con Pozuelón:

Buenos díassss - impresionante cómo engola las palabras y arrastra las eses.

Os he convocado aquí, junto con mi guardia pretoriana – ahí está señalando ni más ni menos que a la elite formada por Orestes, Concepción y Comosellameeja – en primer lugar para pediros un esfuerzo adicional, estamos en una época de crisis y LSD no es ajena a esta crisis, pero como dijo Nietzsche “Los diamantes surgen con la presión (¡Canasta! tiro desde la bombilla que ha entrado sin rozar el aro, juraría que la cita es de Patton, pero no soy ni director, ni pretoriano, ni el sobrino borracho de los Marqueses de Urquijo, así que no me atrevo a contradecir a un descendiente directo de los Albotti) y ahora es cuando tenemos que dar el do de pecho, lo mejor de nosotros mismos.

En lo que a cifras se refiere, este primer semestre hemos transado 25.000 propiedades en territorio marciano obteniendo un resultado de 225 Mio € - y mis compañeros que se deshacen en aplausos… la verdad es que encontrar 25.000 ilusos en el pajar de la base de datos de LSD es como para felicitarse a uno mismo – pero hay que seguir, como dicen los americanos “keep on pushing, you know?” .

Por mi parte, podéis contar con todo mi apoyo en este esfuerzo extra que os pido, ¿por qué? Porque estoy orgulloso de pertenecer a esta Compañía, la siento como propia – amigo, aunque no sea tu propia Compañía es la primera que no hundes en toda tu vida, tienes motivos de sobra para el orgullo – el otro día estaba comentando con unos amigos mientras veíamos el partido – sé de qué partido habla, el que nadie de la oficina pudo ver porque estábamos trabajando, sin tiempo para el circo, sin dinero para pan – que yo no opino como Woody Allen que no quiero pertenecer a ningún club que me tenga como socio (Woody, Groucho... como dicen los americanos "who cares, you know?").



Solo me queda agradecer vuestro esfuerzo porque entre todos estamos construyendo algo grande.

Y vuelvo a mi sitio, me quito la americana, pinganillo en ristre y empiezo a escupir llamadas envidiando la ingenuidad de los señores de Tal y Pascual, de la banda de hermanos del Call Center que terminarán la jornada sin la náusea que me acompañará el resto del día.

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